El amor está muy debilitado en esta sociedad y en el mundo entero. Lo más terrible es que no hay ningún plan de justicia social, no hay plan de recuperación de drogadictos, de socorro a la niñez o a la pobreza, que sirva si no hay amor.
“…Si no tengo amor, de nada me sirve hablar todos los idiomas del mundo, y hasta el idioma de los ángeles. Si no tengo amor, soy como un pedazo de metal ruidoso; como una campana desafinada. Si no tengo amor, de nada me sirve hablar de parte de Dios y conocer sus planes secretos. De nada me sirve que mi fe en Dios sea capaz de mover montañas. Si no tengo amor, de nada me sirve darles a los pobres todo lo que tengo. De nada me sirve dedicarme en cuerpo y alma a ayudar a los demás.”

Estamos viviendo en un tiempo en que la gente se ha vuelto egoísta;
"lo que a mí me gusta, lo que a mí me corresponde, lo que yo siento, lo que yo deseo". Pareciera que el mandamiento no es:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” sino
“Ámate a ti mismo”. Tan centrados estamos en amarnos, que cuando llega el momento de amar a los demás ya se ha agotado el amor en nosotros mismos.
El amor está muy debilitado en esta sociedad y en el mundo entero. Lo más terrible es que no hay ningún plan de justicia social, de recuperación de drogadictos, de socorro a la niñez o a la pobreza, que sirva si no hay amor. A veces exigimos al Estado lo que no puede dar. Puede brindar comida o ropa e inclusive conseguir vivienda pero no puede dar amor. Lo que nuestra sociedad está necesitando no es competencia de instituciones públicas, no es una cuestión legislativa, nada sirve si no hay amor.
He visto en instituciones que dan de comer a la gente. Todos callados y serios, cada uno con su plato, y cuando les llega el turno de ser servidos
les tiran la comida, más como un acto de deber que como un acto de amor. Comen en silencio comida de amargura y soledad. ¡Qué distinto sería un plato de comida servido con amor!
El Apóstol Pablo dijo:
“…Y yo con mucho gusto gastaré lo que tengo, y hasta yo mismo me gastaré, para ayudarlos a ustedes” ¿cuánto amor se necesita en esta sociedad para que hayan personas que no teman
“gastarse ellos mismos” por el bien de los demás?
Cuánto amor necesitan las mujeres que están casadas con esposos adúlteros. Lloran en soledad, en impotencia, tratando que sus hijos no las vean sollozar. Muchas de ellas piensan que si lo dejan se van a quedar sin comida y sin techo, entonces se quedan con él sólo por necesidad.
Cuánto amor necesitan esos hijos que se van de la casa despotricando contra los padres, porque encuentran más contención en el grupo de amigos de la esquina donde se drogan y se alcoholizan que en su propia casa. Cuánto amor necesitan esos padres que creen que ya le dieron todo a sus hijos y nunca le dieron un abrazo, ni un beso.
Se mete en la cárcel a un delincuente pero no se lo ama, en realidad está allí haciendo un postgrado en criminalidad. No se lo valora, no se le enseña con amor. Está bien que se le castigue
pero sin amor, de nada sirve. La Biblia dice que Dios castiga a todo el que recibe por hijo.
Saber castigar es parte de saber amar. A algunos padres que no les importa en absoluto lo que hacen sus hijos, no los corrigen ni los castigan, algunos adolescentes han venido llorando y me han dicho:
“Ojalá mis padres me hubiesen puesto límites, eso me hubiera dado a entender que les importo un poquito…” al final tuvieron
“libertad”, hicieron lo que quisieron y terminaron vacíos y faltos de amor. El que no ama “no se mete”, el que ama se compromete.
EL AMOR PROTEGE. ¡Cuánta necesidad tenemos! cómo se secan las personas, cuánta angustia, amargura y soledad hay en sus rostros por falta de amor. Cuántas personas se sienten desamparadas o rechazadas. Cuántas personas se indignan por no haber sido deseadas por sus padres, y se vuelven violentas, agresivas, rechazando a la sociedad porque la sociedad también les rechaza, sólo el amor protege.
Una madre tiene mucho frío, sin embargo se saca el abrigo para cubrir a su hijo. Yo sé que es así porque protejo a mis hijas aunque ya están casadas. A veces las llamo para preguntarles cómo les va porque tengo necesidad de actuar si veo que por alguna causa no están bien. Conozco hijos que odian a su padre. El padre les da plata y creen que con eso basta. Hablo todas las semanas con jóvenes drogadictos que me dicen:
“estudié en el mejor colegio e hice 8 años de inglés pero nunca jamás recibí el abrazo de mis padres…” Y claro, estos jóvenes crecen con dudas internas... Cuando ven a otros padres abrazar a sus hijos les viene tremenda bronca. Les falta el abrazo paterno. ¿De qué les sirvió el dinero?
EL AMOR SUSTENTA. Nunca es un problema compartir sustento con quien uno ama. Otra vez, es un placer que mis hijas y mis yernos vengan a casa y se coman todo. Me siento feliz cuando los veo.
En Estados Unidos hay otra filosofía, los chicos a los 14 años tienen que
"hacerse solos", se largan a la vida y algunos padres, literalmente se desentienden, no se meten, dejan que ellos elijan solos a su novia o novio y que se casen; que vayan con el auto para donde quieran,
“ya no es su problema, es de ellos”. Hay chicas que lloran por un consejo y la madre les dice:
“hacé tu vida que yo hago la mía…”
La sociedad está necesitando sustento, pero no el que viene de la aplicación de una ley o de la idea de alguna comisión del Estado, porque como dije, aunque el Estado decidiera darnos de comer a todos, aun así estaríamos secos de amor, porque no es el sustento lo que nos llena sino el fruto del amor.
EL AMOR CUBRE. No me refiero a la protección sino al amor que se vuelve miope y deja de ver defectos, porque precisamente…
“los cubre”. Cuando uno ama de verdad, no se hace tanto drama con los defectos del otro.
Hay esposos, cuyas mujeres se arrugan y justo aparecen unas de 20 años que se les regalan, pero no adulteran porque aman a sus esposas, el amor también valora las arrugas. Hay mujeres que se miran al espejo y lloran con un lunar que las pone mal porque piensan que nadie las va a querer con eso. Pero viene uno que se enamora y lo que más le gusta es ese lunar. Éste viene a ser el toque de gracia para el enamorado, no lo ve como un problema sino como un toque de distinción que tiene su amada. ¡Qué le importa al amor si es petizo o alto, flaco o gordo! Es que el amor cubre, el amor tiene una miopía santa.
La política falta de amor
Cuando hablamos con algunos políticos sobre la violencia y la droga nos dicen:
“¡Qué importantes son ustedes como organización! ¡Cómo sacan a los chicos de la droga!"
Pobres… los observo correr detrás de los votos mientras nuestros niños se están muriendo por la pasta base, es tan barata… se vende a 20 o 25 pesos la dosis. A los 5 minutos esos chicos están desesperados por otra dosis. Así están todo el día consumiendo, hay algunos que se dan hasta cien por día ¡Y no hay plata que alcance!
El 70% termina delinquiendo para poder cubrir la cuota que le está matando.
Nos enojamos porque dejan salir pronto a los delincuentes o no están cumpliendo una condena justa, pero en todo el mundo ha aumentado tanto la delincuencia que ya no hay cárceles que puedan soportar la cantidad de reclusos que tienen.
Un titular decía:
“Un flagelo increíblemente ajeno al debate político”. Nosotros podemos ver que este tema no está en discusión. Niños y niñas; flacos, sucios, comiendo en los contenedores de basura, indignados, prostituyéndose por una dosis de pasta base. En esos lugares donde están, tanto de día como de noche, pasan los patrulleros pero no se detienen, los ignoran, ni siquiera les prestan atención.
Los mismos que la sociedad desprecia son los que mañana nos apuntan con un revolver en la cabeza, falta amor y el Estado no lo tiene.
En un cantegril apareció un adolescente de 14 años ahorcado con un alambre, pero nadie se escandalizó porque ya es habitual encontrarlos así. Los hospitales no los reciben alegando que no son instituciones para hacerse cargo de drogadictos, además estos chicos dan de lo que tienen adentro, son violentos y agreden al personal de los hospitales. La policía no puede hacer nada porque así como entran estos menores, salen sin proceso y sin tratamiento. Hubo una manifestación de madres, y una de ellas llevaba un cartel que decía:
“¡Nadie nace asesino! ¡Hagan algo por favor!”.
Trajeron a uno de nuestros hogares Beraca, un muchacho violento y peligroso que según la sicóloga, si no lo aceptábamos, iba a matar a la madre. Este chico tenía que tomar una medicación porque si no se ponía violento al punto de matar. Como todos los demás, al vivir en nuestra comunidad, conoció el amor. Ahora es bueno y no le tenemos miedo en absoluto.
¿Hay amor en tu casa?
Qué distinta sería tu familia si Dios –que es amor- fuera el rey de tu casa. Que distinto sería tu matrimonio. Sería todo diferente, porque resulta que el que ama se goza, protege, sustenta, cubre y además le gusta hacerlo. Se siente realizado de haber hecho lo que ha hecho, no está esperando recompensa, porque el que tiene a Dios, tiene su mayor recompensa. No hace ninguna obra buena esperando ser recompensado porque la recompensa es la alegría que le da el hacer la obra de amor. Y todo esto proviene de Dios. Cuando no tenemos amor, la obra puede ser hermosa pero somos como un pedazo de metal ruidoso; como una campana desafinada.
Mi oración en esta hora es que Dios te llene de su amor para que logres mirar al mundo y a la gente de otra manera. Hoy, Jesús llama a la puerta de tu corazón,
¿le abrirás? Si tienes temores, angustias, odio, resentimiento, si hay cosas que no puedes olvidar y eso está generando resentimiento dentro de ti, abre la puerta y déjalo entrar con esta sencilla oración:
“Dios, reconozco el tremendo valor de tu amor, ¡Qué lejos estoy a veces de entenderlo y de ejercitarlo! ¡Qué lejos estoy de proteger, de sustentar y de cubrir a mi prójimo! Hoy te pido que bendigas mi vida y esta sociedad… Ten misericordia de nosotros y cámbianos. Ven a vivir en mi corazón y a llenarlo de tu paz. Corta mis impulsos egoístas y destruye todos mis razonamientos individualistas. Dame tu amor verdadero que no busca lo suyo propio. Que aquellas personas que veo con desprecio y bronca, las pueda ver con tu compasión, quita el odio que me domina, la violencia, el resentimiento y los deseos de venganza. Necesito tu perdón, que vivas en mi corazón y que cambies mi vida, en el nombre de Jesús. Amen.”